Oh si, vuelve la tremenda depresión que tuve hace años, en esencia no es la misma, pero si aparenta tener la misma fuerza. Pero los años no han pasado en balde, hoy la tomo de otra manera, la interpreto de otro modo; dicho en otras palabras no me dejo deslumbrar por su pesadez, por su espesura.
Pasé una semana miserable, terrible, de agotamiento infinito por la inactividad. Eso constituye mi depresión, eso le da forma, aliento y alimento.
Ayer me levanté, decidí terminar este breve episodio de mi vida, reconocí en el espejo el hombre que dije que sería; entonces me bañé. Pero antes volví a rasurarme la cabeza. Habrán de saber, escasos, pero preciosos lectores, que hace poco mas de un par de años elegí la vía del Budismo Zen para liberarme, ¿de qué?, de nada y de todo, o como reza uno de los encabezados de este blog: ¿Qué es lo vacío que hay que llenar, qué es lo lleno que hay que vaciar?
Utilizo una maquina de cortar cabello cada vez que quiero reducirlo, esto es cada semana. Siempre lo hago frente al lavabo del baño, pero para que los cabellitos no tapen el desagüe pongo un periódico y ahí cae todo lo que sobra.
Pasé una semana miserable, terrible, de agotamiento infinito por la inactividad. Eso constituye mi depresión, eso le da forma, aliento y alimento.
Ayer me levanté, decidí terminar este breve episodio de mi vida, reconocí en el espejo el hombre que dije que sería; entonces me bañé. Pero antes volví a rasurarme la cabeza. Habrán de saber, escasos, pero preciosos lectores, que hace poco mas de un par de años elegí la vía del Budismo Zen para liberarme, ¿de qué?, de nada y de todo, o como reza uno de los encabezados de este blog: ¿Qué es lo vacío que hay que llenar, qué es lo lleno que hay que vaciar?
Utilizo una maquina de cortar cabello cada vez que quiero reducirlo, esto es cada semana. Siempre lo hago frente al lavabo del baño, pero para que los cabellitos no tapen el desagüe pongo un periódico y ahí cae todo lo que sobra.
En mi casa leemos La Jornada, pero solo compramos la edición del domingo; yo siempre utilizo las páginas centrales para este proceso, así que cuando las tomé y las extendí sobre el lavabo pude ver que traían poesía. Ese fue un pequeño despertar de mi depresión, ahí, mientras mantenía la cabeza agachada y la maquina zumbaba lentamente sobre mi cráneo yo leía unos pocos versos de aquí, unos pocos de allá, así formé un poema que devino en oración. Al final, recogí todo y lo tire al tacho de basura.
Hoy estoy mas tranquilo.
Hoy estoy mas tranquilo.
P.D. Esperen, queridos lectores, el próximo post que se titulará: “El Señor Chiquito contra los Filósofos Presocráticos, Postsocráticos y todos los demás también” o “De porque me pelié con la filosofía y como eso arruinó mi vida”.