viernes, 11 de marzo de 2016

Rita Guerrero, cinco años.

Allá por el noventa y cuatro, la salida de Re de Café Tacvba, terminó de impulsar la marabunta del llamado Rock Mexicano. Por aquel entonces conocí las Histerietas de La Jornada; abandoné por fin W radio y me quedé en Radioactivo; empecé a ver Los Simpsons; y, gracias a mi hermana (mayor que yo), conocí bandas como Maldita Vecindad, La Lupita, La Cuca, La Castañeda, etc.

Más adelante, descubrí a Santa Sabina. Me atrapó el misticismo de sus letras, pero más que eso, la voz de Rita Guerrero. Había algo de inmemorial en ella, como de daguerrotipo, como de cuento de vampiros, como de mercado de antigüedades.

Sus letras me despertaban algo similar al trabajo de Ahumada, el maestro monero de las Histerietas, autor de La Vida en el Abismo. Haciendo tangible esa ansia onírica que muchas veces nos atormenta a las tres de la mañana.


En el CCH Sur, en las proyecciones en la sala Alpha conocí la película Ciudad de Ciegos, paseo cronológico y sexual del Distrito Federal. En el capítulo final, aparece Rita Guerrero, imposible saber si esa fue la primera vez que la vi, pero estoy seguro que desde entonces se quedó en mi memoria.

Muchos años después, trabajé en la Librería El Parnaso de Coyoacán; una tarde iba a tocar Santa Sabina, luego de no haberlo hecho en muchos años, pero estaba muy cansado y no me pude quedar. Me he arrepentido muchas veces. En mis últimos meses en la librería, alguien me contó que Rita Guerrero había trabajado algún tiempo en El Parnaso, no pude evitar sentirme fascinado, la imaginé habitando el mismo espacio en que yo viví por varios años, la imaginé como compañera, soñé con mirar sus ojos diario a diario.


Muchos más años después me enteré de la terrible noticia, muy probablemente por La Jornada. Tenía cáncer de seno; la recordé, con su breve ropa, en Ciudad de Ciegos, pensé en su pequeño pecho, anidando el mal. No estoy seguro, creo deposité algo a la cuenta consignada para apoyar en los gastos. Unos meses después surgió la iniciativa 'Rita Guerrero en el Corazón', un magno concierto en el Teatro Esperanza Iris, compré los boletos sin mucha dilación.

El concierto fue un repaso del Rock Mexicano, ahí estuvieron todos los que han sido: Jaime López, Fratta, Monocordio, Iraida Noriega, la Maldita Vecindad, Lafourcade, Julieta Venegas, La Lupita, los músicos de José, Zoe & Hello Seahorse, dos Tacvbos... fue una cátedra, un repaso histórico, un viaje de más de quince años que duró seis horas.


El concierto empezó a las 19:30, todo ese tiempo Rita estuvo en un sillón, observando, escuchando. Casi a las doce, ella se levantó y decidió cantar, primero con su grupo de música antigua del claustro de Sor Juana. Y entonces, lo que todos deseábamos: Santa Sabina. Tocaron todas las alineaciones que ha tenido el grupo, haciendo después combinaciones entre los miembros. Terminaron de tocar a la 01:30 de la madrugada.

Al final de la noche, Rita habló, agradeció a su público el apoyo y el auditorio se cayó a respuestas, no creo mentir si digo que todos teníamos el corazón quebrado en ese momento. En cierto momento, mientras ella seguía al frente, alguien le pasó a su hijo, un pequeñito que inmediatamente abrió sus brazos para que ella lo cargara, y ante el auditorio lleno, él sólo buscó el abrazo de la madre, como si solo estuvieran ellos dos, como si nosotros fuéramos invisibles.

Tres meses después, Rita Guerrero murió. No sé porque, muchas veces he pensado en ese niño, enfrentando la nada con fragmentos de su madre en grabaciones de audio, donde seguramente sabrá escuchar algo que únicamente es para él.



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