lunes, 7 de febrero de 2011

6 de febrero, el fin de la huelga de la UNAM del 99

Desde un día antes ya había rumores, fuertes rumores; y aún así me dispuse ir a la asamblea del Consejo General de Huelga (o como nosotros le decíamos: ir al CGH) que se realizaría en el auditorio Che Guevara de la Facultad de Filosofía y Letras. Pero ese año me enfermé muy fuerte de las vías respiratorias, y todavía no soportaba cambios de temperatura, se me dificultaba respirar y terminaba con una especie de ataque asmático, y necesitaba un par de inhaladores para recuperar el control y como ya era algo tarde,  preferí quedarme en casa, a cambio de la promesa de salir muy temprano al otro día y llevarles el desayuno a mis compañeros de la Escuela Nacional de Artes Plásticas (ENAP), y como eran vegetarianos les prepararía verduras cocidas y pan de naranja. Pasé la tarde y parte de la noche preparando todo esto y hasta vi una película en la televisión.

Imagen diseñada por Wafna, mi alter ego hace una década

Era la mañana del seis de febrero del año 2000. Efectivamente me levanté muy temprano, a las cinco y media ya estaba bañado y con las cosas listas para salir hacía "El Casco", como así le llamábamos los huelguistas a la Ciudad Universitaria. Todavía recuerdo el frío que sentía en mis pies y la textura del suelo mientras me ponía los calcetines cuando escuché timbrar el teléfono. De inmediato lo supe (ya había rumores, fuertes rumores...), no había necesidad de palabras, lo que restaba era puro fatalismo. Había llamado la mamá de Pablo, encargada de avisarnos que finalmente la Policía Federal Preventiva (PFP) -el ejercito, vestido de gris- había entrado a El Casco. Su hijo pudo comunicarse vía celular cuando empezaban a tomar el auditorio en plena asamblea (las reuniones duraban toda la noche y parte del día).

Al final el plebiscito sí justifico la represión

Mi familia no me dejó sólo ese día, en pocos minutos mis padres y mi hermana (estudiante del IPN) estuvieron listos para salir, el plan era acercarse a CU para ver en que podíamos apoyar a los compañeros. Tomamos un camión que a esa hora avanzó rápido; pasadas las seis de la mañana llegamos a Insurgentes y Periférico, pero policías de tránsito impedían el paso sobre Insurgentes, incluso el peatonal. Nos dimos la media vuelta, totalmente desconcertados, cuando mi hermana tiró un bonche de propaganda que llevábamos (con el pánico, la idea era brigadear durante el camino, pero ya en la calle nos dimos cuenta que sería peligroso), ante los nervios quisimos regresar a recogerlos, un segundo después nos dimos cuenta que esa era también una pésima idea.

Después de todo terminaron despareciendo a la PFP: corrupción

Cambiamos el plan y decidimos ir a la ENAP a avisar, logramos tomar pronto un taxi y llegamos cuando todavía no eran las siete de la mañana; estuvimos tocando el timbre, pero nadie nos abría, hasta que un compañero que vivía enfrente de la escuela salió a avisarnos que la brigada ya había abandonado las instalaciones y que algunos estaban escondidos en su casa con él y otros se había ido CU, o quizá otras escuelas o sus respectivas casas. Ahí en la calle vimos el par de automóviles de gobernación que siempre estaban vigilando la escuela.

Esta, como todas las imágenes anteriores son de mi autoría

Lo demás es confusión. Entramos a su casa, enterramos las credenciales en el patio de la casa de este compañero pensando que sería peligroso que nos encontraran con ellas, imaginábamos cateos y detenciones en la calle; pasó un helicóptero y nos replegamos en la sombra, como en una mala película de acción. Todo era un río de rumores. Ahí me separé de mis padres, ellos quisieron regresar a nuestra casa, y mi hermana y yo escapamos del lugar, junto con otros compañeros, en un par de taxis que nos llevaron a la casa de un compañero apodado El Oso, en la colonia Del Mar; el par de autos particulares de la policía nos siguió, pero en algún momento pudimos perderlos (o nos dejaron ir). Al llegar a la casa del Oso no enterarnos de los detalles en una enorme pantalla que tenía, vimos el horrísono de la situación. La maquinaria de las putas televisoras estaban perfectamente aceitada y afinada, demoliendo el movimiento en vivo, denostando nuestra "barbarie" y delincuencia, los malditos comentaristas no podía evitar ocultar el júbilo, las frases con sorna y los comentarios ácidos.

Que chistoso, sigue siendo tan vigente este cartel...

Nada podíamos hacer. Pero se habló de una reunión de emergencia para reorganizarnos, sería en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), campus Xochimilco, por seguridad, decidimos que sólo tres personas fueran como comisión de la ENAP, salimos mi hermana y yo (aunque no éramos estudiantes de la ENAP, pero preferimos mandar gente que no ubicaran plenamente como parte del movimiento) y una compañera que a mi me gustaba un montón: Sara. Increíblemente en el camino a la reunión nos asaltaron y nos quitaron el celular que nos habían prestado, un tabique enorme y carísimo, (todavía no eran comunes), con cargador y todo. Cuando llegamos a la UAM, apenas bajando del micro, y todavía asustados por el asalto, un grito espoleó el ya de por si pesado ambiente: "¡ahí viene la PFP!". Todo desaparecimos en instantes, entre autos y hacia las calles y corriendo dentro de un mercado cercano. De inmediato se propuso otro lugar, que ya no recuerdo cuál era. Al final el miedo imperó y no se se pudo concretar ninguna reunión.

Por si ya no se acordaban

Para ese momento mis padres se habían movilizado al parque de La Bombilla, muy cerca del Casco. No sé cómo se enteraron que ahí habría una reunión de padres de familia que sí se llevó a cabo, determinaron salir en marcha, por Insurgentes rumbo a los varios sótanos de la PGR que estaban en la glorieta de Insurgentes, y también hacia el centro, porque ahí estaban encerrados varios de los compañeros apresados esa mañana en el CGH y demás escuelas del Casco. Mi mejor amigo había sido atrapado, él estaba entre la gente del Che Guevara, junto a Pablo y su jovencísima esposa.

Primera, y horrible, playera que use en la huelga.

Mi hermana, Sara y yo, regresamos a la casa de la colonia Del Mar, al llegar nos encontramos con el rumor era que estaban pasando casa por casa y que ya habían detenido a otros compañeros en la calle. Así que decidimos movernos hacia otra casa y encontrarnos con otros compañeros. Otra vez tomamos taxis y en el camino volvimos a encontrarnos a los automóviles que siempre nos vigilaban, y una vez más creímos perderlos.

En esa nueva casa descansamos y comimos (creo que nadie había ingerido nada hasta entonces), pero la comida era huera y el agua parecía salobre, el día declinaba y las buenas consciencias festejaban el triunfo del Estado de Derecho; los intelectuales (Monsivaís,  Poniatowska y demases) se retractaban públicamente de un comunicado publicado un día antes, en dónde habían llamado a recuperar la universidad, porque alegaban que así no era la cosa (putos); el rector De la Fuente y el Presidente ya habían dado sendos mensajes por televisión; los putos conductores de los noticieros no evitaba sonreír satisfechos y hacían las cuentas del "daño permanente a México" cual estadísticas deportivas se tratara Una vez más se había cumplido El Dictado del Tlatoque.

Si no me equivoco este es diseño de Víctor de la ENAP

Al anochecer los rumores se habían calmado, y mi hermana y hablamos por teléfono con nuestros padres y les dijimos que iríamos a la casa de un tío en Nezahualcoyotl, pero en realidad decidimos regresar a casa; hicimos el camino fingiendo alegría, fingiendo ser chavos cualquiera, hablando de temas baladís, pero la gente en los camiones nos miraba, supongo que no pudimos ocultar nuestro semblante verdadero; regresamos a llorar, regresamos a preguntar por los nuestros.

***

Lo de los siguiente días es más bien absurdo, débil y tierno, como el adiós de un amor de verano. Los sobrevivientes del CGH nos reunimos unas pocas veces en la UAM Xochimilco, se organizó una enorme, gigantesca, increíble marcha (¡putos!, si desde el principio todos los que marcharon ese día hubieran marchado con nosotros otra cosa hubiera sido... ese día hasta el señor López se sumó para cosechar algunos votos para la jefatura de gobierno del Distrito Federal).

Los amigos de la ENAP nos reunimos una última vez en una plaza de Xochimilco, pero estábamos tan cambiados: todos íbamos tan limpios, tan hermosas y guapos, todos habíamos desenterrado ropa del clóset y cajones porque no queríamos parecer huelguistas.

Yo nunca pude decirle a Sara, compañera de la ENAP, que me gustaba mucho, nunca pude decirle que la  iba a extrañar. La huelga terminó, el movimiento terminó. Yo digo que ellos ganaron, a la larga ellos ganaron. Los chavos de hoy en las universidades son apolíticos o abiertamente derechistas, misóginos, machistas declarados y cínicamente fascistas; para muchos cualquier disensión es calificada de chaires.

Yo estoy sosteniendo la cabeza decapitada de Barnes...

En su momento se dijo mucho de El Mosh y demases, la verdad es que los Ultras terminaron trabajando en ignotos lugares, haciendo trabajo hormiga; otros, como el Diablo, regresaron a su antiguo trabajo, dicen que retomó su taxi por convicción propia y ahí anda; el Gato, siguió siendo profesor en la Facultad de Economía y al día continúa dando clases. En cambio los putos moderados acabaron de perredistas (de lo peor que se puede ser en la política de hoy en día) en altos puestos y curándose en salud desde twitter, como el insufrible belaunzaran.

A veces me duele el recuerdo. Una vez dije : "Hoy no reniego de la huelga, de haber participado en ella. Pero hoy no participaría de nuevo en otra huelga universitaria, tampoco me he vuelto un detractor, no por eso no la apoyaría (si sus causas fueran justas). Hoy creo que es mas urgente hacer algo, pues siento que el mundo está muy cómodo en sus justificaciones posmodernas, como si la libertad hubiera sido conquistada y la justicia fuera una práctica y no un consejo."

06/02/2019 Cada año releo este texto, corrijo alguna coma, cambio una palabra y vuelvo a pensar en todo lo que sucedió. Hoy, a la luz de los ataques porriles del año pasado; con la fuerte presencia y beligerancia (y lo digo no como un cumplido, sino como un honorable reconocimiento) de las mujeres universitarias (pero no sólo por ellas, pero aquí sólo quiero señalarlas específicamente por un instante); por el resurgir de la derecha; por el rumbo que acata el nuevo gobierno, por todo ello y más cosas: sí, sí apoyaría totalmente una huelga universitaria, es más, creo necesario y hasta urgente un movimiento universitario.

Esta fue mi playera favorita durante ese año, por supuesto, nada tiene que ver con el fútbol...

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