lunes, 20 de septiembre de 2010

Recuerdos de la huelga de la UNAM 1999 - 2000

Yo estuve en la huelga, participé activamente en brigadas, marchando, boteando, etc., etc. En aquél entonces hice unas imagenes en Corel 6, si no me equivoco y las mandé por correo (desde mi cuenta de latinmail) esperando se hicieran virales. No tengo constancia de que esto haya sucedido, sé que al menos fueron colgadas en un par de páginas. Hoy las público y reconozco su paternidad. Agrego además la única foto que hay de mí en la huelga, yo soy el que sostiene la cabeza de Barnés. Hasta el momento desconozco si salí en alguna publicación, en cambio, reconozco que aparecí una par de veces en algún cameo de los noticieros.



RECUERDOS
Es extraño. Hace unos días estaba en una clase sobre historia de México, hablamos del 68, finalmente la discusión bordeó hacía el conflicto del 99, la huelga más larga de toda la historia de la UNAM. El maestro nos conminó a buscar información sobre la reducción del presupuesto a la universidad, inmediatamente recordé que tenía esa información dentro de la gran cantidad de propaganda que guardé de la huelga, pues yo participe en ella. Ah, el estigma!, en este punto muchos de ustedes ya me habrán clasificado, ya estaré del lado de los malditos, o del lado de los justos, como sea. Casi un año después de terminada la huelga veía la tele en la mañana cuando sale a cuadro Brozo (Víctor Trujillo) declarando “no ha habido movimiento mas detestado por la sociedad mexicana que la huelga del CGH”, inmediatamente respondí mentalmente: -falso, no hay movimiento moderno en México que no haya sido atacado tan fuerte por los medios de comunicación (hasta ese entonces, este texto debe tener tres o cuatro años).

Si ustedes supieran, si mis ojos pudieran reflejar aquello que viví. Tantas veces estuve en el centro de los hechos, estuve en medio de las cámaras, atento al desarrollo; y en la noche había que revisar los noticieros, había que ver la denuncia flagrante de las acciones del gobierno. Nada, nada pasaba, o mejor dicho, si pasaba, pasaba lo inverso de lo que había vivido apenas unas cuantas horas antes. Era increíble el modo en que argumentaban; la edición de la cinta, los comentarios voraces. Todo era diferente. En la televisión, nosotros éramos los delincuentes.

No sé porque escribo esto, no se que me impulsa, acaso nostalgia. Revisé la propaganda de la huelga buscando los datos para mi materia, pero cedí ante la evocación de esos días. Yo participaba en las brigadas, salía a las calles a botear para tener dinero para mas propaganda, para tener alimento, cosas así. Si, claro, hubo escuelas en las que el dinero tenía otros fines, por ejemplo el bolsillo de los que se creían dirigentes, pero en la ENAP (Escuela Nacional de Artes Plásticas), que es la escuela donde estuve, no sucedió nunca tal cosa. Estando en las calles, transmitiendo la información, estuve siempre en contacto con la gente, y Brozo se equivoca, solamente una vez recibí insultos de un señor en la calle; la constante fue otra. La gente siempre nos apoyó, nos regalaban comida, nos daban agua o refrescos para beber, las aportaciones monetarias no eran escasas, pero lo mejor de todo era la sonrisa, la sonrisa de los niños de primaria que te entregaban unas cuantas monedas por decisión de sus padres. Entonces sentías que estabas haciendo algo por México, sentías que la revolución germinaba en tu corazón. ¡Que falta de visión teórica!

Hoy no reniego de la huelga, de haber participado en ella. Hoy no participaría de nuevo en otra huelga universitaria, tampoco me he vuelto un detractor, no por eso no la apoyaría (si sus causas fueran justas). Hoy creo que es mas urgente hacer algo, pues siento que el mundo está muy cómodo en sus justificaciones posmodernas, como si la libertad hubiera sido conquistada y la justicia fuera una práctica y no un consejo.

Cuando entras a la universidad, y caminas por las baldosas, subes las escaleras a tu salón, y te sientas para tomar tu clase, ahí, en ese salón alguna vez hubo gente que lo usó de dormitorio o sala de reuniones. Y no hablo solamente de la huelga del CGH, sino también del 71, del 68. Ahí donde tomas clases, también ha entrado la policía y la milicia y ha corrido la sangre.

Cuando caminas por el centro histórico andas en inmenso osario, las calles rebosan de muertos, y las paredes han tragado más de una vez el sonido de las balas y las voces de mando de los militares.

Los noticieros hablan de la democracia, del Estado y el gobierno como si fueran la misma cosa. Hoy todos nos ofrecen resabios de curas que no han funcionado, ¿será que tenemos mal escrita la receta?, ¿o será que nunca entendimos la letra del doctor?

No se porque escribo esto, y aún más: no se por qué lo público.

Disculpen si en algo los he molestado, agradezco el tiempo prestado para leerlo.












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