Entonces ellos rompieron la huelga y, extraordinariamente sólo así pude acercarme más a ti. Antes sólo supe acumular noches de soledad, imaginándote, a pesar mío, con él, pero no quiere hablar de él, en estas líneas sólo tú y yo debemos estar presentes, ésta literatura es sólo nuestra.
Esa mañana es de esos momentos que permanecen cincelados en la esencia de uno: y cuando digo cincelados es que verdaderamente abren líneas en tu piel como si de una piedra se tratase. No olvidaré el timbre del teléfono presintiendo que llamaba anunciando la toma de las instalaciones, no contesté yo, pero el frío del piso se hizo daga en mis pies y el aire se resistió a entrar normalmente en mis pulmones, constaté mi presentimiento. Nada podía hacer más que terminar de prepararme para salir, de todos modos iba ir hacia allá.
Primero te hablé a ti estabas dormida y la noticia te quitó todo rastro de sopor, yo no pude decirte que tenía miedo; el coraje lo adivinaste y obviaste por mi voz; no pude decirte que te necesitaba, mis mejores amigos estaban ahí dentro y ahora estaban a disposición del Estado; tampoco pude decirte que te quería y pedir que te cuidaras, pero rogué porque estuvieras a salvo durante ese día. No sabíamos hasta donde iban a llegar, la sombra del 68 se paseaba cerca de mí, y temía que nos buscaran en nuestras casas.
Me agradas mucho como autor de novelas. Ojalá en un futuro escribas otra novela y me dejes leerla
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