viernes, 8 de abril de 2016

Que feo estoy.

Que feo estoy, hasta yo mismo me asusto al mirarme en un espejo, estuve feo de chiquito y estoy feo ahora de viejo. Siempre quise tener una novia bien bonita, pero por fin lo que agarre fue tan solo otra feíta, pero que me dura la verdura cuando la carne está dura, ni modo.

Que feo es ser feo, anda uno por la vida con la cara al suelo, ni puede uno mirar a la cara a otro feo de lo feo que se siente saberse feo.


Feo, fuerte y formal, pues no, nomás lo feo; fuerte, pero de olor; formal, pues sólo la formal prisión que me quisieron dar una vez por feo.

Dicen que los hombres no somos vanidosos, pero hay que ver, mire, las mujeres sí suben fotos de su cara como avatar, en cambio, los hombres, o tienen monitos de caricatura, o un acercamiento a la barba, y los mameyes, de cuerpo completo, pero no la cara, si no son mensos.

Por ahí alguien investigó, y resulta que entre hombres nos vemos guapos, bueno, no, espéreme; es decir, los hombres nos menospreciamos, creemos que los otros hombres son menos feos que nosotros, por eso cuando otro feo se acerca a nuestra vieja, luego, luego nos paramos de pestañas.


Nuestra novia nos dice, hay, pero si no eres feo, mira, si hasta te pareces a Tom Cruice (a mi me dijeron una vez eso, de veras. Pobrecita, me quiso mucho). O hablando con las amigas, resulta que a ellas no les gustan los guapos, que prefieren un hombre con seguridad, con madurez, pero luego las ves compartiendo fotos de esas en Facebook, y pues ni como reclamarles, uno tan feo, ni modo que se queden con esto. Traidorsotas, pero nomás por eso, así les ha de ir.

Yo no creo que haya mujeres feas (nomás hay falta de sentido común y mucho mal gusto, pero es otro tema). Las mujeres se ven bien bonitas cuando ríen, cuando gozan, ¡pura sensualidad!, pero uno, ¿se han visto?, cuando encontramos a la vuelta de la esquina una mujer guapetona, ponemos cara de mensos, así todo pasmados, así cómo le vamos a hacer.

Por que eso sí, feo pero interesante. Porque eso de ser feo y bruto, no me sale. Mira, a mí no hay mujer que no me diga que no, lo malo es que me toma sus buenos años convencerlas, y apenas llevo tres. Y mira, para cerrar, yo le digo a mi muchacha: si hablan de mí en tú presencia, tú diles que soy tú feo, tú feo santo, porque eso sí, yo soy feo, pero soy un feo que sabe amar, con todo su corazón y quiere de verdad, y en una de esas, hasta me dejo llevar al altar.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Muchas gracias por comentar.

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...