viernes, 21 de agosto de 2015

Mi colección, de su padre, el Santos!

Las tiras de monos del periódico de los domingos todavía fueron un clásico en mi infancia, ignoro si hoy siguen saliendo, imagino que no, creo que los periódicos de ahora dan mayor preferencia a la tira política. El caso es que los primero monos del periódico los conocí en las páginas de El Universal, domingo a domingo llegaba a la casa; de esas tiras recuerdo sólo a Trucutú. Pasaron los años, en 1994, durante la secundaria, una maestra de español nos encargó comprar un periódico: La Jornada.


Abrí el periódico, y pensé, ¿tendrá monitos?, busqué entre las hojas y encontré las Histerietas. Una de ellas capturó mi atención: El Santos... Terminé de leerlo y mi mundo de muñecas había quedado destruido para siempre. Aquí imagínese la rola de Smoke on the water, de Deep Purple.


Luego de eso no pude dejar de leer las Histerietas, me hice fan de Terrora y Taboo, del Sex Mameluco, del Maese Luis Fernando, de Ahumada... poco después saldría el Santos de esa tira, luego regresaría, pero fue poco tiempo; más adelante, dejó de existir ese antro.

Todavía no era común el internet, así que no supe nada del Santos, ni de sus creadores, Jis y Trino, durante mucho tiempo. Aunque a veces salía un cartón de Jis en la revista de los domingos de La Jornada, se titulaba 'Paso sin ver', y era muy raro, yo todavía estaba chavo, pero me fascinaban, era como un momento Zen, dónde sólo podía pensar: 'sí, tiene razón, eso mero'.


Luego entré al CCH, en el plantel Sur, ahí conocí a un amigo, de esos que son para toda la vida. La sala de su casa era una azotea, acondicionada con techo, pero igual entraba el polvo y todos los libros se habían hecho viejos, o se habían mojado. Un día, mientras estaba tirado en el piso, divagando, encontré al Sanx, era la edición recopilatoria de La Jornada, el volumen 1, toda roto, desmadrado, y vieja. Como un objeto sagrado, prehispánico, tuve que buscar en toda la biblioteca de mi amigo para encontrar más tiras.



Años después, rolando en el Gandhi de Quevedo, coincidí con la presentación del volumen 3 del Santos, hasta iba a estar el Güiri Güiri, pero por ese tiempo yo anda bien bruja, así que ni ganas tuve de quedarme, para qué si no me iba a llevar mi librote del Santos. En el 2003 entré a trabajar a El Parnaso, esa librería que estaba en el centro de Coyoacán, en la esquina de Carrillo Puerto. Ahí descubrí la nueva colección de ediciones B.


Apenas llegaban a bodega, corría a abrir un tomo, me sentaba en el suelo, entre los pasillos de la librería, según acomodando libros, pero estaba leyendo; mis amigos sabían lo que estaba haciendo, porque se oía mi risa muy fuerte.

Híjole, perdón Trino, ¡pero soy más fan de Jis!

Y se acabó el Santos, estaría muy mamón decir que se me salió una lagrima, y no, no pasó, pero si sentí gacho de tener el volumen 10 de ediciones B, en mis manos. Otro tiempo después, vagando en las librerías, descubrí que los habían vuelto a reeditar, y además vi un tomo nuevo: el del Kamasutra.

Y se me escapó, no lo compré cuando lo vi y luego ya no lo encontré. Cuando se anunció la película del Santos, compré el libro de la película; en la premiere en el DF, me topé de frente a la Lynn, pero no me atreví a pedirle un autógrafo, por puto :P Por cierto, a mi sí me gustó la película, en el cine , todas las veces que fui, me callaron por mis risotas.

Hace unas semanas se soltó el chisme en las redes sociales: la caja con la colección del Sanx, de costar miles de pesos, estaba tan barata como una hamburguesa en restaurante. Un día, paseando en la Alameda, me acordé y me fui a asomar a El Sótano, alcancé una de las dos únicas que tenían, ya embodegada, sólo me costó 220 pesos.

Creo que todavía la pueden encontrar a ese precio, prácticamente está en todas las librerías, si usted no lo tiene, aproveche. Yo ya tenía toda mi colección del Sanx, pero una más no hace daño, no hace vicio, neta. Lo dejo cuando yo quiera, yo la controlo, neta...

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