lunes, 31 de octubre de 2011

Petite Suite Terror. Explicación

La categoría de Petite Suite parece no existe, al menos no dentro de internet; viene a mí de aquellos años en que me dedicaba a escuchar Opus 94 o XELA Buena música, recuerdo a los locutores presentando alguna pieza, catalogada como Petite Suite, y se trataba de pequeñas obras, casi divertimentos, pero quizás la mente me juegue una mala pasada.


Siempre he sido más nocturno, trabajo mejor de noche cuando ya todos se han ido a dormir, es entonces que vienen esas pequeñas historias de terror, surgen de preguntas muy sencillas: ¿qué me provocaría terror ahora mismo?, ¿qué me daría miedo vivir ahorita?, ¿que cosa no me gustaría ver en este momento?

Como se puede ver las historias surgen de ese momento frágil e intimo que es la silenciosa vida nocturna de habitación, sé que no se vale poner reglas extra al juego, pero júzguelas desde esa óptica. No las deseche inmediatamente  mástiquelas, déjelas entrar a la soledad de su corazón, recuerde alguna cuando esté a punto de irse a dormir...

Pase y vea, todas las Pettie Suite de Terror

Petite Suite. Terror X

Estás dormido con tu pareja en la cama, de pronto, en la madrugada te despiertas y la descubres mirándote, ella te pregunta ¿cómo puedes realmente saber que, en este momento, yo soy yo?



Vea las demás Pettie Suite de Terror

Petite Suite. Terror IX

Anoche mojé con leche las paredes de mi cuarto, sólo así los monstruos del papel tapiz me dejaron dormir en paz.



Vea las demás Pettie Suite de Terror

jueves, 20 de octubre de 2011

Por unas heladas. FAIL en SAGARPA

Uno de los tantos servicios que provee la SAGARPA (secretaría del gobierno mexicano encargado del sector agropecuario) es el SICDE, que brinda las notas publicadas en medios impresos relativa a dicho sector, las actualizaciones son diarias... a veces, porque suele quedar fuera de línea cada tanto, además de que sus servidores parecen ser sus propias computadoras, pues los fines de semana permanecen igualmente fuera de servicio.

Ayer un compañero encontró esto:


Vaya usted a saber que relajo se traen ahí para permitir que suban semejante nota. Sí, es graciosa, pero uno esperaría que esto no pasara en una página de una dependencia oficial. Ya me imagino el ambiente de trabajo de ese lugar, uff, el jefe debe ser un tipazo...

Les dejo la captura de pantalla completa y usted puede ver directamente aquí la nota.


Para los que no entendieron: unas heladas es una manera de referirse a cervezas, unas cervezas bien heladas, bien muertas, pues.

Todo un Fail, o como le decimos, a veces en México, todo un hazme (hazme el chingado favor).

Ah, aunque eso sí, el clima en Tabasco les ha dado con todo, vea una nota seria aquí, en La Jornada.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Simon

Te quisimos porque, además de ser un gato, eras el primo de mi sobrina, así nomás porque ella dijo un día que eras su primo (o sea que yo también era tu tío). En su inocencia de dos años de vida te hizo de la familia. El papá de mi sobrina te puso el nombre: Simón.

Gato mugroso, gato ronco, gato de media vida en la calle y media en la casa. Tenías una cola esponjosita que a tu prima le daba mucha gracia, cuando tu dormías en la casa ella te veía, aplaudía y decía cosas, repetía alegremente gato, gato, gato...


Decía mi novia que tenías botitas y zapatitos, pero como los agarraste en la calle los tenías todos revueltos, ella te compró mucha comida que últimamente ya no querías comer, un día te enfermaste y empezaste a sentir mal, dormías mucho.

Un día saliste de la casa a asolearte un poco, un par de perros idiotas te mataron, vaya a saber como, sólo horas más tarde recogí tu cuerpecito, todavía caliente pero ya irremediablemente tieso.

Te enterró toda la familia, horas más tarde le dijeron a tu prima, yo no estuve, pero dicen que lloró por ti, fue su primer contacto con la muerte.

Ahora eres el novio de Busiris, que también se fue por estas fechas. Pero no te vayas muy lejos, te espero el 31 en la casa, un platito con comida caliente (como extrañamente te gustaba) te estará esperando.


lunes, 17 de octubre de 2011

La casa de mi abuela IV. Renacimiento

La casa de mi abuela está deshabitada y abandonada ahora, tal como usted puede atestiguarlo en las entradas anteriores. Ya nadie pelea por ella, es tierra de nadie; sólo los recuerdos andan en sus paredes y sus muertos susurran en el fondo de la tierra igual que los de la Media Luna.

En ese lugar pasaron tantas cosas: Mi abuelo a veces hacía grandes comilonas de barbacoa, recuerdo una en la que se mataron hasta tres borregos (yo ayudé a matar a uno por cierto, una especie de ceremonia iniciatica); también ahí mismo nacieron diez u once niños, de los cuales solo cinco niñas sobrevivieron; fue casa de muchos animales, por ejemplo las gatas de mi abuelita, todas llamadas Maura por igual; ahí vi pasar  por largas horas el cielo azul hasta que todo pensamiento cesaba...


Escribo esto de noche y no puedo evitar pensar en la casa ahora mismo, silenciosa y oscura, como un enorme cráneo abandonado en la nada. Imagino que todavía está el frasco de Nescafé que les mostré en la entrada anterior, sé que todavía están los vasos de las veladoras del velorio de mi abuela en el piso del 'cuarto oscuro', sé que en lo alto de la casa cerrada está la pequeña habitación de mis abuelos, aún está el suelo de madera en el que descansaban sus cuerpos a la hora de dormir durante su vida.


Mis abuelos no están físicamente, pero aquí mismo, ahora mismo, mientras usted lee esto están ellos. No puede terminar lo que no tiene fin; han cesado las condiciones para que ellos existan, pero no han desaparecido, están en muchas cosas, son con nosotros, como con el gran legado que me dejaron para hacer año con año algo en Mictiuh, están en el cariño de mi familia, son con cada sonrisa de sus múltiples nietos, bisnietos y creo que hasta tataranietos.

Hace poco mis padres fueron a la casa, está llena de murciélagos y las vigas de madera van cediendo a la humedad, es habitada por musgos, por hierbas que crecen entre las paredes de adobe y flores que surgen en los lugares más insospechados. Mi abuela tenía amor por ellas, y muy buena mano, igualmente mi abuelo era bueno para la tierra; cuando murió la milpa dio unos mazorcas enormes, de tan grandes que se doblaba la caña y caían al suelo.

Ahora su casa la va comiendo lentamente la tierra, tierra eres y en tierra te convertirás, la casa no se destruye, se hunde lentamente para acompañar a los suyos, allá en el reino de los cielos.


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La casa de mi abuela II. Agua y fuego
La casa de mi abuela III. Abandono
La casa de mi abuela IV. Renacimiento

Tin Tan de Cartoons México. Regalo de Cumpleaños

Cuando era niño además de escuchar boleros en la casa veíamos películas mexicanas (amén de caricaturas), de ahí que siempre tuvimos contactos con todos los actores de la época de oro del cine nacional, desde el carpintero de Mazatlán, Sinaloa hasta el Mimo de México, sin dejar de lado al Harbano Jalil o hasta el Indio Fernández.

Como ya se dijo arriba las películas favoritas no faltaban, había una, cuyo nombre ignoro, en la que salían casi todos los cómicos de la época, recuerdo (quizás equivocadamente) a Cantinflas, Resortes, Viruta y Capulina, Manolín y Chilinski, Tun Tun, Clavillazo y otros... incluyendo a Tin Tan, y sé, que cada que salía eran los momentos favoritos de la película.


Germán Genaro Cipriano Gómez Valdés Castillo, o mejor conocido por todos: Tin Tan fue un actor de comedia durante la década de los cuarenta hasta y hasta los setenta. Su carrera artística comienza cuando se le cacha imitando al Flaco de Oro, allá en una estación de radio del norte del país. Aunque su comicidad quizás es producto de las tensas relaciones en el seno familiar cuando apenas era él un niño.


Vaya usted a saber porque los rockeros mexicanos lo han revalorado y traído mucho a cuento, se le atribuyen poderes sobrenaturales sobre lo cool y lo buena onda... la verdad es que creo que no entienden muy bien porque lo promocionan, sin embargo no es malo, pero sí me resulta curiosa, y hasta gracioso, la manera en la que tratan de justificar la conexión entre su apreciación y su creación musical.


No hay que darle tres vueltas a las patas del gato: fue un buen cómico, uno muy ocurrente y creativo, no se dejó estancar mucho, aunque sí fue mucho muy explotado (como casi todos los actores de la época); además se adivina su sangre liviana, por su biografía uno puede adivinar que no fue una persona negativa.


A mi me gusta la música que cantó, lejos de establecer un juicio sobre ello diré simplemente que lo me gusta es su desenfado y su romanticismo, por si usted no lo sabía realicé el Soundtrack de mi vida, en el cual dos canciones de él corresponden a los años 27 y 28.


Entre la bola de regalos que me dio mi novia venía dos cosas de Tin Tan, la genial película 'El Rey del Barrio' y este monito que ha estado viendo a lo largo del blog, está hecho de vinyl y es de la marca Cartoons México, los cuales han hecho una gran colección de figuras de él con los diferente personajes que representó. Si usted está interesado en esta figura puede adquirirla fácilmente en lugares como la Cineteca Nacional y en varios locales en Coyoacán, mi linda novia lo compró en el Callejón Girón.


La figura no tiene articulaciones, aunque la cabeza es otra pieza no puede girar, el sombrero como se puede ver tiene un pluma pegada y se puede pegar, se mantiene en su lugar con un alfiler común. Como se ve sólo es para exhibición, afortunadamente está diseñada para estar dentro de su empaque pues es completamente visible la figura, así se evita que le caiga polvo.


¿Cuál será el siguiente regalo que reseñe?
Mi vida, chinita linda, muchas gracias!


viernes, 7 de octubre de 2011

La casa de mi abuela III. Abandono

Mi abuela murió en domingo, era algo esperado después de un par de meses difíciles en el hospital, yo la había visto unos días de antes, fui a decirle que no se preocupara por sus hijas, que yo iba a cuidar al menos a mi madre, le dije que la iban a estar esperando muchos perros para cruzar el río, que todos los perros que había tenido en su vida iban a estar ahí, contentos de verla de nuevo. Ella tenía esa vieja creencia prehispánica del viaje al Mictlan, sólo que el final del viaje era el Cielo.

Viajamos en la madrugada a su pueblo en cortejo fúnebre, apenas habíamos pasado Toluca una niebla espesa no nos permitía ver más allá de un metro. Llegamos cuando el sol empezaba a iluminar la tierra, yo no pude evitar llorar al pensar que mi abuela regresaba a su casa pero muerta, ella ya no podía saber que estaba ahí.

Ahorraré la narración del velorio y el entierro, sólo diré que ese día volvieron a estar todas las hermanas juntas, montón de primos y vecinos, la casa se llenó de gente y las cazuelas volvieron a usarse, aquél fogón que mató lentamente a mi abuela durante años volvió a arder con brazas fuertes, es que estábamos preparando la comida que habría de darse a los asistentes.


Para llevar a mi abuela a enterrar había que llevar su caja desde lo alto del cerro, que es donde está su casa hasta el panteón; yo cargué un extremo de su caja todo ese trayecto y es que no pude soltarla, mi abuela me había enseñado muchas cosas, no podía dejarla ir fácilmente.

Yo le regalé un par de perritos de barro para que la guiaran en su tumba, una réplica de los perritos que se encuentran en las zonas arqueológicas de Colima, fueron colocados junto a su caja, después de esto sólo la tierra la acompañó.


Saliendo del panteón nos fuimos de Amanalco de Becerra, yo no volví a regresar al pueblo hasta varios años después, y todavía más tiempo después volví a entrar a la casa de mi abuela, lo que encontré es lo que usted está viendo. Una casa abandonada, el tiempo detenido. Un frasco con café y otro con azúcar son la muestra de lo rápido que la vida cambia, lo ilusorio que son las pertenencias o las cosas.


Sobre estas líneas puede ver la cantidad de veladoras que se usaron en su velorio, algunas todavía tienen suficiente cera para arder un largo rato, pero ahí están, quietas y olvidadas, y seguramente mientras usted lee esto así mismo siguen esos vasos fríos que está viendo.


Yo vi a mis abuelos vivos sentarse en estas sillas, ahora el tiempo las ha comido, pero aún con todo parecen estar esperando a que alguien las use.


Hay una anécdota con estas sillas: cuando mi padre fue a pedir a mi madre en matrimonio se sentó en una silla recién pintada, al llegar mi abuelo mi padre se levantó para saludarlo... se le quedó la silla pegada.


Y en esta pequeña silla que ve sobre estas líneas yo me caí alguna vez siendo niño, tiré mi atole en el suelo; mi abuelo me miró con gran severidad, de haber sido yo su hijo me hubiera pegado en ese momento, pero sólo miró a mi mamá esperando que me reprendiera y aún así nada pasó. Mi abuela me sirvió otra taza de atole, pero torpe como cualquier niño volví a caerme, mi abuelo sólo exclamó entre dientes: '¡ponte charro!'


Ahí están en la pared todavía los santos de mi abuela, no sé cuánto tiempo tengan, yo recuerdo desde niño que ahí estaban.


La entrada a la casa principal, todavía con sus cruces de palma, con sus bendiciones perennes, luchando contra el tiempo, contra el olvido.

De estas fotos ya hace un par de años, desconozco como está la casa hoy, según sé ha empezado a caerse y está llena de murciélagos, la vida sigue y sigue.



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La casa de mi abuela II. Agua y fuego
La casa de mi abuela III. Abandono
La casa de mi abuela IV. Renacimiento


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