domingo, 3 de diciembre de 2023

43 y contando.

Esta línea es un intento de introducción fuerte, que demuestre algo de cultura, es una referencia velada que da cuenta del espíritu de nuestros tiempos.

Esta línea es una referencia a mi vida personal, es el inicio para plantear el problema, la quimera que creo fue la que me acompañó durante el año.

En esta línea me siento a gusto y confiado y meto el verso de algún bolero o la oración de algún libro que haya leído recientemente, e incluso puede que hasta la sentencia de alguna película que me haya intrigado.

Ahora sigue la confesión triste del asunto, el tormento que me acompaña. Les enseño la daga que traigo dentro y 

Entonces digo que la verdad es que no está tan mal el asunto, proyecto esperanza, quizá una resignación en clave poética, o al menos es lo que intento escribir.

Y ahora, la sentencia final, el dictamen dice que en este momento de mi vida prefiero la comodidad, pero también intuyo que le ando perdiendo el miedo al abismo, necesito ir al encuentro de ese matamoscas que espera allende.



El sentido de la vida, el universo y todo lo demás

Cumplí cuarenta y dos años y no creo que la vida tenga sentido, creo que estamos aquí por una trampa de la vida que lo único que busca es seguir existiendo. El sentido de nuestros días se lo tenemos que dar nosotros mismos. Hay quien se rinde a un camino, a un meta, y luego estamos los que no tenemos nada, los que somos pura búsqueda.



Hace años era habitual soñar que me perdía en el Metro, que me pasaba un par de estaciones, ya sea por descuido o porque estaba demasiado lleno, e incluso porque no podía ver en que lugar me encontraba. Entonces veía el mapa y encontraba rápidamente una alternativa pero me desviaba mucho, me mandaba a un camino desconocido, a estaciones vacías, transbordos complejos y paraderos confusos.

Durante mucho tiempo me pregunté la razón de ese sueño, hasta que un día lo consulté con alguien y me preguntó si tenía algo pendiente, como un proyecto sin acabar o algo sin resolver. Entonces me di cuenta que mi vida era una entera/eterna prolongación de deseos. Vivo de mis intereses sin concretar ninguno. Los atiendo un rato y luego se van diluyendo hasta que el anhelo lo trae de vuelta, lo revive e incendia en mi cara hasta que se vuelve a apagar solo.

No estaría mal si no fuera porque en alguna parte de mi siento que 




Este texto originalmente se redactó el 28/9/22 a las 4:42 p.m. y siendo hoy el 03/12/23 a las 21:05 le doy "publicar" porque evidentemente me bajé en otra estación del Metro y me olvidé de él por más de un año completo.

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