Leído no parece verdad, pero ahora que escribo esto me duele un poquito el corazón todavía. Estos años son un gran vacío en mi vida. Bajé y bajé hasta que caminé por un sótano húmedo, ciego y demente, vagué durante mucho tiempo.
¿Echarle la culpa a ella? No, no soy un adolescente todavía, y aunque por ella desembarqué y anduve muy lejos, fue mi periplo, mi viaje. Lo que yo viví y pensé es sólo mío, mío y del fantasma que llevaba de ella en mi corazón.
Pero ya no, no la recuerdo.