2004.
Iggy
Pop - Lust for life
Pero, vamos, ¿no iba a estar triste toda la vida, no? Un buen día entré a trabajar al Parnaso de Coyoacán y encontré una bola de desadaptados sociales, de locos sabios, de ilustres caballeros con los que me volví un cabroncito.
Ya saben, fiestas en la Colonia Doctores, caminando a media noche por dentro del Centro Médico, forcejeando con un vago que venía del concierto de Manú Chao, alcohol de la más baja ralea, desayunar vodka con jugo de naranja y llegar pedo al trabajo, leer como poseso a los Beatnik, fiesta puntualmente cumplida cada quincena, cobrar doscientos pesos porque el resto lo gasté en libros, sentarse a comer en los jardines de Coyoacán un kilo de arroz frito mixto de los Chinos, enamorarse, desenamorarse, arder de deseo, de deseo...
Lea lo que pensaba A mis 24 años
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