Según recuerdo, el nombre proviene del nombre de un rey griego llamado Licaón que tenía la capacidad de transformar de hombre por el de un animal, aunque no se trataba de un lobo, sino de un oso. Y sin embargo no es la única etimología que puede hallarse sobre el origen de la palabra Licántropo.
De ahí nos remitimos a una creencia de la vieja Europa que dice existían pieles mágicas o embrujadas que permitían, a aquel que se cubriera con ellas, tomar alguno de los poderes del animal a la que había pertenecido. También se hablaba de ungüentos, polvos o manantiales que surtían el mismo efecto. Así, sin transformaciones, uno podía correr más rápido, o ser más fuerte, o más cruento…
De ahí a tomar verdadera forma de animal sólo hubo un paso, claro, no exento de su explicación antropológica e histórica, pero aquí vamos a ahorrarnos unas cuantas palabras.
¿Cómo podía ser que la gente en Europa llegara a creer que había animales con la inteligencia de un hombre? Sencillo, hubo demasiados animales salvajes merodeando por ahí. Europa realmente padeció una plaga de lobos que acechó durante años a toda la población, en especial niños y mujeres. Tristemente célebre es el caso de la bestia de Gevaudan, a la que, a ciencia cierta, jamás se le pudo dar caza.
También es menester recordar a los verdaderos hombres lobo que han existido, menos espectaculares y famosos que los vampiros reales (cf. Bathory) fueron mucho más numerosos que estos. La hambruna en Europa era un mal conocido, y en ocasiones hubo personas, incluso familias enteras, orilladas a la antropofagia. Reconocidos como hombres lobo sufrieron severos castigos por la ley, y sin embargo siguieron prosperando. Decían que la carne de los niños es de agradable sabor, contraria a la carne de los adultos.
¿Por qué la figura del Hombre Lobo no tiene tanto canon como la del Vampiro? Acaso porque el vampiro está del lado de los muertos, del lado de lo inexplicable, y por lo tanto, necesitó de más acotamiento a fin de que el miedo del hombre antiguo ante la vida fuera más fácil de controlar, es decir, el juego peligroso debe llevar más reglas. En cambio, con el Hombre Lobo es territorio humano, y por lo tanto, aunque más contradictorio es entendible, es excusable, como nuestras pulsiones.
El Licántropo es básicamente un hombre que se entrega totalmente al animal que nos precede en el árbol evolutivo. Es la bestia primitiva. Pero, ¿por qué la identificación de esta bestia con la figura de un canino?
La única opción que atisbo estaría en las características gregarias del lobo, la manada, la feroz defensa de las crías, por extensión, de lo amado, la lucha insoslayable por mantenerse vivo, día a día, momento a momento.
Si deseamos al Vampiro por la inmortalidad y la fatalidad, deseamos al Hombre Lobo por la fiereza, la libertad y la entrega.
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