viernes, 18 de marzo de 2016

El Cine Ermita, caído.

Anoche estaba revisando el Facebook y uno de mis contactos compartió una foto, y aunque suena a literatura, realmente me hizo exclamar sorpresa, me incorporé del sillón y un torrente de recuerdos cayeron en mi mente.


En el cuento El perseguidor de Julio Cortázar, el protagonista, Johnny, le cuenta a Bruno, que mientras viajaba en el metro empezó a recordar muchas cosas, con mucho detalle, tanta información que sería imposible de contar en pocos minutos, concluye Johnny con una pregunta a Bruno:

¿Cómo se puede pensar un cuarto de hora en un minuto y medio?

Así me pasó al ver las paredes caídas del cine Ermita. Aunque ya sabía que desde años estaba en desuso, que incluso planeaba ser desaparecido, no pude evitar sentir cierta pena.


En la adolescencia tuve una segunda casa en Tacubaya, de una familia que me acogió como uno de los suyos, Se trataba la casa de mi gran amigo del CCH, ubicada en la Avenida Jalisco, en la misma manzana en la que estaba el cine Ermita.


Guardo recuerdos intensos de ese lugar, viví en esa casa las más profundas discusiones del sentido de la vida, las pláticas más largas sobre lo que debía ser el amor, las elucubraciones más oscuras sobre la realidad y la posibilidad de otras consciencias.

Foto tomada por mí desde la casa de mi amigo en Tacubaya, ca 2000

Teniendo el cine a la vuelta de esquina, era el lugar habitual para asistir a ver las novedades. Estoy hablando todavía de los noventa, huelga decir que eran otros tiempos, aunque las multisalas de las grandes cadenas ya habían tomado el Distrito Federal, aún quedaban sitios como este cine.

Foto tomada por mí desde la casa de mi amigo en Tacubaya, ca 2000

En otro década, el cine Ermita constaba de una sola sala, pero con la llegada de las multisalas fue seccionado, aunque no recuerdo cuántas salas tuvo, sí tengo presento que las salas de arriba, correspondientes al área de los palcos, tenía muy poca inclinación.


Ahí vi grandes películas, todavía ajenas al cine de súper héroes, pero ya en el inicio de la era de las trilogías, como El Señor de los Anillos o Matrix. Ahí vi La Comunidad del Anillo; recuerdo que entramos a la sala un poco tarde, pero todavía alcanzamos lugares; el cine todavía no era esa cosa de hoy, con prisa por consumirse, con urgencia de ser el primero. Recuerdo que la película ya había empezado y perdí parte de la obertura, de reojo vi como Sauron perdía el anillo, arrancado por la espada de Isildur.


En el Cine Ermita vi Matrix en 1999, apenas unos meses después de haberse iniciado la huelga del CGH en la Universidad Nacional Autónoma de México. Quizás por eso Matrix me impresionó todavía más, por toda esa idea de la manera de asumir la realidad, y como la gente defendería ese mismo sistema que los esclaviza. Se pierden los detalles, sólo sé que después de la película nos enteramos del algún hecho violento, una represión al movimiento, y sé que recorrimos la ciudad auto durante esa noche.


Hace mucho que no voy a Tacubaya, hace mucho que no veo a ese amigo. No sé cuando fue la última vez que entré al Cine Ermita, sólo recuerdo que fui con mi amigo, y nos sentíamos ya un poco ajenos, un tanto desconocidos. Recuerdo el cine con una dulcería casi vacía, y un carro pequeñísimo para una palomitas de maíz casi frías. No recuerdo la película, pero sé que supe que era la última vez que entraría en esas salas.


Leí en Facebook que "la Fundación Mier y Pesado tenía un proyecto muy ambicioso de vivienda en renta y centro comercial para ese predio, pero se vieron acotados por tratarse de una obra protegida por el INBA. Dejaron a medias la obra y colapsó", leí en las noticias que había dos heridos, según la prensa, no de gravedad.

Foto tomada por mí desde la azotea de la casa de mi amigo en Tacubaya, ca 2000

Leí en Facebook "La memoria es hoy un edificio en ruinas... En el que un hombre lleno de polvo recuerda los días de la vieja infancia."




Update 06/07/2016. Ya no está.

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