martes, 23 de agosto de 2011

Ya no hay gente como ella

Municipio de Nezahualcoyotl, Avenida Texcoco (limite con el Distrito Federal), década de los ochenta, tormenta de verano por la noche.

No recuerdo de donde veníamos mis padres, mi hermana y yo (quizás del centro de la ciudad) pero estábamos muy cansados y llovía mucho, tanto que casi no se veía, así que ni siquiera podíamos saber si el transporte que nos llevaba a la casa se acercaba o estaba pasando.

De pronto se detuvo un carro, era gris y muy elegante. Una ventanilla se bajó y alguien charló con mi padre, él consultó con mi madre, nos voltearon a ver, luego se miraron entre sí y acto seguido abrieron las puertas y entramos al auto.

Mi madre, mi hermana y yo nos sentamos en los asientos traseros, había muchas cosas, libros y hojas. El conductor era una chica rubia de cabello corto, el interior del auto olía muy bien.

Nunca entendí exactamente que pasó, años después les pregunté a mis padres sobre la anécdota, me dijeron que  ella era una abogada, no era conocida nuestra, simplemente al vernos bajo la lluvia nos ofreció su ayuda desinteresada. Eso es todo.

Ya no hay gente como ella.

Imagen tomada de Las Estaciones y los Días

1 comentario:

Muchas gracias por comentar.

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