miércoles, 8 de septiembre de 2010

De Famas y Cronopios

No hay escritor de la lengua española que se haya privado de escribir o imaginar una micro ficción sobre los Cronopios y las Famas, si bien no públicos en el ámbito personal y privado estas historias crecen como hongos. Salute Cortázar.

Las Famas se reunieron en el café de la esquina para llamar a una conferencia de prensa de suma importancia,  en la que declararon, mientras comían baguettes de mermelada con azúcar, que los Cronopios no podrán detener nunca las bellas presas de agua con las que producen electricidad.

En el café además de las Famas y Esperanzas, también estaban, degustando pan de ajo remojado en café aguado, unas cuantas Penas; estas, como se sabe, hacen un alboroto exponencial, regando lagrimas y migajas por todas partes.

Al fondo del café estaba un Cronopio divirtiéndose al ver como se derrumbaban las pequeñas montañas de azúcar que había hecho en su mesa; sucedió entonces que movidos todos por los discursos de los Famas llegaron a él creyendo que estaba planeando, como todos los suyos, como detener las presas de agua.

Sin perder tiempo, y no sin antes haber guardado pedazos de pan en sus bolsillos, las Penas habían opinado que tenían que llevarse al Cronopio hasta el río y tirarlo de cabeza para que se fuera lejos, lejos, lejos.

Las Famas fueron las primeras en levantarlo de su mesa, pero el Cronopio creyendo que lo estaban festejando se dejo llevar con una gran sonrisa y dos tazas de té helado para el camino. Las Esperanzas solo miraban impávidamente pensando en que el Cronopio no llevaba azúcar para el té.

Las Penas habían difundido rápidamente el escándalo, así que prontamente se podía ver por todas partes en la calle a Cronopios felices sobre los hombros de Famas y Penas. 

Los Cronopios estaban realmente felices y no les importaba que los aventaran al río sin su ropa de nadar, de este modo el río prontamente se llenó de esos objetos verdes y suaves que son los Cronopios, que se dejaron llevar por la corriente hasta que llegaron a la presa de la ciudad. Nadie sospechó que al ser tantos, sin saberlo o proponérselos ellos mismos, la presa quedó bloqueada.

A esa hora todas las Famas, Penas y Esperanzas se habían marchado a sus casas para mirar la televisión pero se quedaron sin luz momentos antes del beso final de la película, por lo que corrieron asustados a la presa , en donde encontraron una muchedumbre de Cronopios que bailaban en la oscuridad y se podían ver porque ellos brillaban de un modo hermoso, hermoso, hermoso. 

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