En realidad en poco menos de un mes cumplo años. Llego, por fin, a los treinta años. Esa edad indefinida, a medio camino entre la juventud y la adultez. Todavía con el impetú de la adolescencia pero con los beneficios de una edad en la que ya no caben los berrinches y tiros kamikaze sentimentales.
Todo está más o menos en calma, pero, pero hay una especie de sinsabor, de temblor; se precisa entonces un rito de paso. Este es pues, mi rito de paso.
Están todos ustedes invitados a leerlo, a ser partícipes de este recuento. De aquí al 26 de septiembre recibirán una o más actualizaciones diarias, realmente lo que voy a hacer es subir textos que ya tengo hechos pero que quiero compartir.
¿Exceso de ego?, quizás, no lo sé. Tomémoslo como una más de mis extravagancias.
Los conejos quieren seguir siendo kamikazes
ResponderBorrarbien,...sabiendo que tus extravagancias contemplan zapatillas de tacon dorado y baños de chocolate, supongo que realmente no hay que considerar que el blog es un exceso...
ResponderBorrarlo que si dudaría es esa falta de cabidez en cuanto a los berrinches y los tiros kamikaze sentimentales... :P